La intuición de Michael Thonet nació de la observación de la madera fresca que es más flexible que la seca. A partir de esta consideración, Thonet y algunos de sus contemporáneos experimentaron el doblado de paquetes de láminas de madera, sumergidos en pegamento hirviendo y luego secados en formas rígidas.
Pero esta solución no garantizaba la resistencia del producto, a causa de la precariedad del pegamento. Para solucionar este problema, Thonet intentó actuar solo sobre las propiedades físicas de la madera, excluyendo completamente el pegamento de sus procedimientos para recuperar una considerable flexibilidad del material (incluso después del secado) aumentando la fluidez entre las fibras mediante su introducción en un ambiente muy húmedo.

En 1842 Michael Thonet patentó el procedimiento que lo hizo famoso en todo el mundo: se trabajaban con el torno los listones de madera (la haya, el favorito de lejos por su fibra larga, regular y sin nudos), luego se introducían en la autoclave para que absorbieran humedad, se doblaban con fuerza, se fijaban en formas metálicas y al final se secaban. Tras el acabado de las piezas se efectuaba el montaje del «enjuncado» con «rejilla de Viena», otro de los elementos que se convirtió en una característica de la empresa.
Se trata de un auténtico proceso industrial que se acompañó con la eliminación gradual de ornamentos y acoplamientos, en favor de una línea rigurosa y cuidada en la simplificación de los elementos de unión.